Mi hermana, una curiosa chica de secundaria, y su amiga, que miraban en secreto mi preciosa colección audiovisual, se quedaron sin palabras y tan cachondas que se mojaron la entrepierna. La amiga de mi hermana, que no pudo contenerse más, fingió que se iba y vino a mi habitación diciendo: "¡Quiero ver algo más sorprendente que el AV que vi antes!".